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Evocaciones del Estadio Roberto “Flaco” Meléndez

Hoy 30 años después merece mantener en su historia y recordarnos también el nombre del considerado más grande futbolista de Colombia.

Treinta años desde aquel 11 de mayo de 1986 un Domingo Día de las Madres, pareciera que fuera ayer y no tres décadas después. De aquella tarde noche en que cerca de 70 mil personas coparon la majestuosidad del monumental Estadio que tuvo por nombre primario Metropolitano. Y que cinco años después recibiera el baño bautismal con el nombre de uno de los más grandes futbolistas barranquilleros que ha dado esta tierra: Roberto “Flaco” Meléndez.

Y se evocan recuerdos de aquellas muchas palomas al viento salidas de un gigantesco balón en el centro de la cancha. Y los desfiles de comparsas y cumbias. Y el desfile de la banda del Ejército entonando las notas marciales del himno patrio. Y cómo no recordar aquel primer gol bajo el zapatazo genial del astro Enzo Francescoli. Y aquel primer gol de José “Perilla” Ángulo (q.e.p.d.) Y otras tantas emociones de aquel domingo pletórico en el que los barranquilleros rindieron honores a las madres en el mejor escenario del momento en Colombia.

Como si fuera ayer. Pero no. El paso imperdonable del tiempo nos enseña que en estos treinta años muchas aguas han corrido debajo del puente. Y más allá de aquellos recuerdos debemos evocar también tardes esplendorosas con nuestra selección Colombia consagrándose a tres mundiales seguidos: Italia 90, Estados Unidos 94 y Francia 98. Y una clasificación más a Brasil 2014. Y otras tantas jornadas de Copa América 2001, Juegos centroamericanos 2006. Y de memorables noches con presencia de con sagrados artistas internacionales como Celia, Tony Aguilar, Carlos Vives etc. etc.

Pero también treinta años después de haber sido inaugurado, el nombre del considerado más grande futbolista de Colombia, Roberto “Flaco” Meléndez-- en tiempos de amateurismo, que el profesionalismo en nuestro país se dio a partir de 1948—ese nombre no aparece por ningún rincón del estadio.

Con tantas remodelaciones que se le han hecho al escenario, la aplaca bautismal colocada en 1991 a la entrada principal fue quitada y escondida en algún lugar recóndito. Cuando debiera lucir orgullosa para que todo el visitante sepa de quien se trata y a que personaje de nuestro fútbol corresponde. Y es que no solo a la memoria del “Flaco” Meléndez debería corresponderle la placa con su nombre. Barranquilla toda y el fútbol en general están en mora de Construir y levantar un monumento gigante a este futbolista. Tan grande como el monumento al Pibe Valderrama en Santa Marta o tan grande como la de Joe Arroyo en la calle 72.

Cuando se gestó

Todo comenzó como consecuencia de varios hechos históricos que, unidos entre sí: la eliminatoria para el Mundial de Inglaterra de 1966. Colombia tendría a Ecuador y Paraguay como rivales suramericanos. La conformación de un plantel que eliminado de la serie, sería base para constituir lo que se denominó Atlético Junior en su pretensión de regresar al concierto profesional. El regreso del Junior, ahora como el equipo número 14 del profesionalismo despertó un increíble entusiasmo de la afición barranquillera.

La reaparición del Junior en el profesionalismo significó un hecho trascendental para la ciudad cuna del fútbol colombiano. Y teniendo como escenario para sus partidos el estadio Municipal Romelio Martínez, la romería y la vivencia sin igual en cada jornada originó simultáneamente una expectativa, pero también una creciente preocupación en la dirigencia e inquietos seguidores de la escuadra rojiblanca. Imposible de albergar tanto público, el Municipal se mostraba muy pequeño para una hinchada que desde entonces-1966-comenzó a pedir a gritos un nuevo escenario.

Mientras transcurren los años y el fervor indescriptible del público hace lucir imposible el Estadio Municipal para atender la gran demanda, aparece en escena un personaje que poco a poco se iría convirtiendo en alma y nervio de un proyecto que fue entonces calificado como Sueño de Maqueta: Jaime De Biase Álvarez, un arquitecto seguidor inmancable del Junior, pero igualmente con una visión  más allá de lo común, plasmó en cartulinas y papeles lo que el visionaba como el nuevo estadio de Barranquilla. El Gobernador Pedro Martín Leyes y Jaime De Biase, secretario de Valorización, a quienes sus enemigos políticos tildaron de “soñadores faraónicos” cierran filas en torno a la obra que contó sí con el respaldo del Presidente Turbay Ayala.

En noviembre de 1979 luego de superados muchos impases y cumplidos los requisitos legales, la Empresa Metrofútbol  comenzó la adjudicación de trabajos correspondientes a estudios de suelo, desmonte, descapote del terreno, levantamiento topográfico, cortes, rellenos, nivelaciones, cálculos estructurales, estudios eléctricos, instalaciones hidráulicas y sanitarias e iluminación.  Casi siete años después, aquel 11 de mayo de 1986, Barranquilla le mostraba a Colombia y el mundo con el mejor y más moderno escenario de fútbol.

Fue allí donde Colombia consiguió la clasificación al Mundial de Italia 90 después de 29 años- Y también allí clasificaría para Estados Unidos 94 y Francia 98. Y más recientemente para el Mundial Brasil 2014. el Estadio Metropolitano bautizado con el nombre de Roberto Meléndez se mostraría nuevamente como una cancha sumamente difícil de superar por extraños.

6 años y costó $1.600 millones

El estadio Metropolitano de Fútbol, ese mismo que está de plácemes por sus 30 años de existencia y que hace parte de la historia deportiva de Barranquilla, se constituye sin duda en motivo de gran orgullo para todos los ciudadanos de esta ciudad y el departamento. Con la construcción del escenario, Barranquilla optó y con toda justicia a ser sede de las eliminatorias mundialista a partir de 1989. Ese año se cumplieron las eliminatorias con miras al campeonato de Italia. Cuatro años después sería para el Mundial de Estados Unidos y en 1998 para el Mundial de Francia.

También en ese estadio se cumplieron jornadas memorables en competencias como los Juegos Nacionales de 1992, se jugaron partidos de la Copa América 2001 ganada por Colombia y de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 2006 en que Colombia volvió a ser campeona desde 1946. Y fue subsede  Mundial de Futbol sub-20 del 2011.

Hoy treinta años después de su inauguración, el Estadio Roberto Meléndez, nombre ilustre de uno de los más grandes futbolistas de Colombia, pareciera haber olvidado sus raíces. O mejor la raíz de ese hombre,  cuyo nombre, parece haber desaparecido. Ese mismo estadio en el que tantas hazañas se han escrito, en el que Junior ha cosechado cinco títulos y en el que se conjuga el amor de una hinchada inigualable con los colores rojiblanco de los “Tiburones” o el amarillo, azul y rojo de nuestra selección. Sí ese monumental escenario del futbol que nos recuerda ser la cuna del balompié colombiano, hoy 30 años después, merece mantener en su historia y recordarnos también el nombre de  Roberto “Flaco” Meléndez.

 

 

 

 

 

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